Home Front
On the home front, Mexican American women worked in defense and food production industries to support the war effort and provide for their families while husbands and sons served overseas. They often worked in jobs that had traditionally been held by men. With two brothers in the Navy and one in the Army, Mary Garcia Rick first delivered telegrams for Western Union and then spliced ropes for military tents at the Mason City Tent & Awning Company. "It felt like we were doing something to help keep the boys safer," she explained.
At Solar Aircraft in Des Moines, Florence Vallejo worked as a welder to make covers for the bottom of Navy storage tanks. Lus Garcia supported her 7-month-old son while her husband was in the Army by working at the Rock Island Arsenal. She made $5 an hour, a much higher wage than her previous nursing home job, which paid just $4 a week.
At the Davenport Produce Company, Mary Vasquez, Mary Terronez, and many other Cook's Point women candled eggs. This involved putting the eggs in front of a light to check for fertilization and freshness. After candling, workers broke the eggs and put them in a dryer to remove moisture and turn them into powdered eggs to send to troops overseas.
In West Des Moines, Ila Rodriguez, her father, and several Mexican American women volunteered their time to collect scrap metal to support the war effort.
Younger siblings sacrificed educational opportunities to contribute to family incomes. With his three older brothers in the military, Henry Vargas decided to leave school after his father was killed in a hit-and-run accident in 1941:
I had three brothers go to the service so that only left me. . . . So it was up to me to help my mother because she had to go out and work. She worked at a produce company, very labor intense. I just couldn't see her coming home with her hands all bleeding from working in that. So I'd had it, I quit school.
World War II brought a new migration of Latinas to Iowa from Puerto Rico. Puerto Rican women enlisted in the Women's Army Corps (WACs) and traveled to its national training center at Fort Des Moines. After enlisting in the WACs, Blanca Vasquez left Puerto Rico and traveled to Iowa to train at Fort Des Moines. Below are a few of the photographs and documents that her daughter, Angela Vasquez Gaines, donated to the Iowa Women's Archives.
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Frente interno
En el frente interno, las mujeres mexicanoamericanas trabajaron en industrias de defensa y producción de alimentos para apoyar las actividades de la guerra y para sustentar a sus familias, mientras sus esposos e hijos servían en el extranjero. Ellas con frecuencia realizaban trabajos que tradicionalmente habían sido ocupados por hombres. Con dos hermanos en la Marina y uno en la Armada, Mary García Rick entregó telegramas para la Western Union y luego ayustó cuerdas para las tiendas de campaña del ejército en la empresa Mason City Tent and Awning Company. “Sentía que estábamos haciendo algo para mantener a los niños seguros”, explicó.
En Solar Aircraft, en Des Moines, Florence Vallejo trabajó como soldadora haciendo placas para el fondo de depósitos de almacenamiento de la Marina. Lus García sustentó a su hijo de siete meses trabajando en el Rock Island Arsenal mientras su esposo estaba en el ejército. Ella ganaba $5 por hora, un salario más alto que en su trabajo anterior, en una residencia de ancianos, donde la pagaban $4 a la semana.
En la compañía de Davenport Produce, Mary Vasquez, Mary Terrones y muchas otras mujeres de Cook’s Point velaron huevos. Este proceso consiste en colocar los huevos frente a una luz para controlar su fertilización y frescura. Después de velarlos, los trabajadores rompían los huevos y los ponían en una secadora para quitar la humedad y convertirlos en huevos en polvo, que luego se mandaban a los soldados en el extranjero.
En West Des Moines, Ila Rodríguez, su padre y varias mujeres mexicanoamericanas ofrecieron su tiempo para recoger chatarra para apoyar el esfuerzo bélico.
Los hermanos menores sacrificaban oportunidades educativas para contribuir a los ingresos de su familia. Con sus tres hermanos mayores en el ejército, Henry Vargas decidió dejar la escuela después de que su padre muriera en un accidente seguido de fuga en 1941:
Tenía tres hermanos que fueron al ejército, así que solo quedaba yo…Así que dependía de mí ayudar a mi madre, porque ella tenía que ir a trabajar. Ella trabajaba en una compañía de productos frescos, con mano de obra muy intensa. No podía verla llegar a la casa con las manos llenas de sangre por trabajar en estas condiciones. Así que me harté, dejé la escuela.
La Segunda Guerra Mundial trajo una nueva migración de latinas a Iowa desde Puerto Rico. Mujeres boricuas se alistaron en el Cuerpo de Mujeres del Ejército (Women’s Army Corps, WAC) y viajaron a su centro nacional de adiestramiento en Fort Des Moines. Después de alistarse en el WAC, Blanca Vásquez dejó Puerto Rico y viajó a Iowa para adiestrarse en Fort Des Moines. Abajo hay algunas de sus fotografías y documentos que su hija, Vásquez Gaines, donó al Iowa Women’s Archives.
Translated by Hallie Mueller, English to Spanish translation practicum (Spring 2022).