Morado Vallejo, Martina
Martina Morado Vallejo (1897-1969)
Written by Catherine Babikian
On the eve of the Mexican Revolution, Martina Morado left her home in Guanajuato, Mexico, and headed north with her mother to Horton, Kansas. The year was 1910 and Martina was thirteen years old. In 1953, she wrote about her journey in her memoir, “La Obra de Una Mamá" (The Labor of a Mother).
Soon after we left Mexico, the war of 1911 started. I don’t know what would have happened to me if I had not come with mother when we did. We arrived in the United States on April 11, 1910. I was thirteen years and five months old. We settled in Kansas, a place mother didn’t like much. We lived with mother’s relatives and she worked to support me and my brother. We ran a rooming house and did laundry for people. As time passed, we got used to living in this place that we found so cold.
When she was sixteen, Martina married Julio Vallejo, who worked as a pipefitter in the Rock Island Railroad’s roundhouse in Horton. They had eleven children. Like many railroad workers, Julio was laid off during the Depression. When he could not find work in Kansas, Martina and the children headed north to Minnesota to work in the beet fields. Martina's daughter Florence Vallejo Terronez recalled, “There was a family from St. Paul that we knew. And my dad was getting desperate because [there was] no work. [But] they knew that there was work up there in the beet fields.”
Martina recalled:
After many setbacks the family had to work in the beet fields of Minnesota. In May 1939, we left [Horton] in a tarp covered truck. The trip was very tiring because of a heavy rain that fell most of the way. There were twelve of us; so you see it wasn’t easy. For two years we had to work in Minnesota.
In 1941, the Vallejo family moved to Des Moines, Iowa, where Julio once again found work as a pipefitter for the Rock Island Railroad.
“Mom and Dad always opened their doors to strangers,” remembered Florence. “Anybody needed help, they’d help them. [My mother] was very religious. She [told] all of us children that we were worth something, to value yourself as a child of God and be good to people.”
(Martina Vallejo's daughter, Florence Vallejo Terronez, donated "La Obra de Una Mama" to the Iowa Women's Archives in 2012 and translated the original diary into English)
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Martina Morado Vallejo (1897-1969)
Escrito por Catherine Babikian
En vísperas de la Revolución Mexicana, Martina Morado dejó su casa de Guanajuato, México, y viajó hacia el norte con su madre, en dirección a Horton, Kansas. Corría el año 1910 y Martina tenía 13 años. En 1953, escribió sobre aquel viaje en sus memorias “La Obra de Una Mamá".
Al poco tiempo de mi venida fue el tiempo fatal de la guerra que hubo en México en 1911 y no sé qué hubiera sido de mí si hubiera estado con mi mamá Chonita. Fecha de cuando entramos—abril 11, 1910, en que yo contaba tan solo con la edad de 13 años [y] 5 meses, fue cuando llegamos a estos lugares de Kansas, lugares que a mi mamá no le gustaban, pero tal de que no me viniera con ella, prefirió venirse. Nos reunimos con sus familiares de mi mamá y trabajando para poder vivir. Abordando a señores, lavando ropa y entre más, más nos fuimos acostumbrando a vivir en estos lugares con tanto frío [como] lo sentíamos al principio. (pág. 12)
A los 16 años, Martina se casó con Julio Vallejo, quien trabajaba como plomero en el taller de mantenimiento y reparaciones para la ferrocarrilera Rock Island Railroad en Horton. Tuvieron once hijos. Como muchos otros trabajadores del ferrocarril, Julio perdió su empleo durante la Depresión. Cuando no pudo encontrar trabajo en Kansas, Martina y sus hijos viajaron al norte, a Minnesota, para trabajar en los campos de remolacha. La hija de Martina, Florence Vallejo Terronez, explicó [que] “Había una familia de St. Paul que conocíamos, y mi padre empezaba a desesperarse porque no tenía trabajo. [Pero] sabían que había trabajo allá, en los campos de remolacha”.
Martina escribió:
Después de muchos contratiempos la familia tendría que trabajar en los campos de remolacha de Minnesota. En mayo, 1939, nos fuimos [de Horton] en un camión cubierto con una lona. El viaje fue muy agotador debido a una lluvia intensa que caía la mayor parte del camino. Éramos 12; así que como se puede ver no fue fácil. Por dos años, teníamos que trabajar en Minnesota (pág. 21).
En 1941, la familia Vallejo se mudó a Des Moines, Iowa, donde Julio volvió a encontrar trabajo como plomero para Rock Island Railroad.
“Mamá y papa siempre abrían la puerta a los desconocidos”, recordaba Florence. “A cualquiera que necesitara ayuda, le ayudaban. [Mi madre] era muy religiosa. Nos decía a todos sus hijos que valíamos, que nos valoráramos como hijos de Dios y fuéramos buenos con la gente”.
(La hija de Martina Vallejo, Florence Vallejo Terronez, donó "La Obra de Una Mama" a la colección de Iowa Women's Archives en 2012 y tradujo el diario original al inglés).