Cadena, Marta
Marta Cadena (born 1950)
Written by Catherine Babikian
“I always knew I was Mexicana, and I was proud of being a Mexicana,” says Marta Cadena, “I always knew who I was.”
Marta grew up in Saginaw Michigan. Although many of her relatives lived in central Texas, her parents had moved north to Michigan in order to find better work. Like many Mexicanos in Saginaw, her father worked on the production line at General Motors. “General Motors was very good for the Mexicanos economically, [because] they could support their families,” she said. “I came from a big family, so it was more of a struggle. We were poor, but I didn’t know any better.”
After graduating from high school in 1968, Marta enrolled at Delta Community College, where she met her husband, Juan Cadena. In 1971, after Juan became the first Latino director of the Muscatine Migrant Committee, they moved to Muscatine, Iowa. For Marta, the differences between Saginaw and Muscatine were striking:
I didn’t like Muscatine at all. It was like going back in time twenty years. When we left Michigan, it wasn’t uncommon for people my age, Mexican Americans, to go to college, and that wasn’t true here. Most of the kids didn’t go on to further education. I think Muscatine was behind in a way, because of the economics. We had General Motors, and here in Muscatine at that time, Mexicanos didn’t. There weren’t very many Mexicanos working at the places that paid a little bit better. They worked at Heinz or Bandag.
Marta commuted to Iowa City for teacher training courses, but put her education on hold after the birth of her first child. She began working at the Farmers’ Home Administration, and later, the Post Office, saving the money she earned for her children’s college education. Soon after starting at the Post Office, she noticed she was its only Latina employee. “Being the first brown face, I felt like a pioneer,” she said.
(Oral history interview conducted by Iskra Núñez for the Mujeres Latinas Project, July 2, 2005)
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Escrito por Catherine Babikian
“Siempre supe que era mexicana y estaba orgullosa de ser mexicana”, dice Marta Cadena, “siempre supe quién era”.
Marta creció en Saginaw, Michigan. Aunque muchos de sus parientes vivían en el centro de Texas, sus padres se habían mudado al norte, a Michigan, para encontrar un mejor trabajo. Como muchos mexicanos en Saginaw, su padre trabajaba en la cadena de producción de General Motors. “General Motors fue muy bueno para los mexicanos económicamente, [porque] podían mantener a sus familias”, explicó ella. “Vengo de una familia numerosa, así que era más difícil. Éramos pobres, pero tampoco conocíamos nada mejor”.
Después de graduarse de la escuela secundaria en 1968, Marta se matriculó en el Delta Community College, donde conoció a su esposo, Juan Cadena. En 1971, después de que Juan se convirtiera en el primer director latino del Comité de Migrantes de Muscatine, se mudaron a Muscatine, Iowa. Para Marta, las diferencias entre Saginaw y Muscatine fueron notables:
No me gustó nada Muscatine. Fue como retroceder veinte años en el tiempo. Cuando nos fuimos de Michigan, no era raro que personas de mi edad, mexicano-estadounidenses, fueran a la universidad, y eso no pasaba aquí. La mayoría de los niños no continuaban sus estudios. Creo que Muscatine estaba atrasada en cierto modo, debido a la economía. Teníamos General Motors y aquí, en Muscatine, en ese momento los mexicanos no la tenían. No había muchos mexicanos trabajando en lugares que pagaran un poco mejor. Trabajaban en Heinz o Bandag.
Marta viajaba diariamente a Iowa City para asistir a cursos de formación de profesores, pero suspendió sus estudios después del nacimiento de su primer hijo. Comenzó a trabajar en la Administración de Vivienda para Agricultores y, más tarde, para el Servicio Postal de Estados Unidos, ahorrando el dinero que ganaba para la educación universitaria de sus hijos. Poco después de comenzar en el Servicio Postal, se dio cuenta de que era la única empleada latina. “Al ser la primera cara morena, me sentí como una pionera”, destacó.
(Entrevista de historia oral realizada por Iskra Núñez para el Proyecto de Mujeres Latinas, 2 de julio de 2005)
Translated by Ryan Jilek (Spring 2024)